miércoles, 15 de septiembre de 2010

La semilla que germina, el jardín de mis recuerdos...



¿Existe algo para escribir?, ¿Hay opciones?, ¿puedo probarme que puedo seguir sin pensar?

Creo que estas palabras evidencian lo que siento, lo que entiendo ahora, lo que queda de los restos de mi inspiración, porque para entender lo que sucede, debe pasar mucho tiempo, pero siempre he sabido que yo y el amigo de cronos somos incompatibles.

Tomo cada instante de recuerdo, cada cosa, que justifica mi derrota, no es que sea un lastimero de recuerdos, la verdad es porque esos recuerdos son los mas imborrables, son tan grandes y hondos, que me hicieron creer que seria infinito, también por las promesas, pues creo que las promesas, son también los amuletos que combinan mi desgracia con la duda si en verdad, aún tenga recuerdos míos.

“La única forma de no pensar mas, es odiar a esa persona”

Esas palabras corrompen mi mente, tan como me dijeron y me provoca hacerlo, pero la verdad aunque lo intente, no existe la forma que evidencie ese rencor, ese sentimiento solo funcionaria si tuviera la certeza de que cada palabra fue mentira o el daño que recibí y la lejanía que recibo son técnicamente lo único que existe.

Creo que estos días me han servido de algo, yo diría demasiado, además también sugiero que yo soy el que soy el odiado, pues llegué a lastimar una flor, la única que llenó estos lastimeros recuerdos, en cierta parte negar todo te vuelve un ser sin garantías y miedo a volver a sentir, y comparar cada momento.

Es verdad, que comprendí la ironía de arriesgar, al entender que solo comprendía la teoría, solo cambie algunos augurios, y no sabía lo que en verdad significaba ese latido de dar el todo por el todo, pero que podía esperar de ese ser que estaba encerrado en mí, ese ser que ahora se ríe, diciéndome bienvenido a la realidad.

Pero en el fondo, sabia que todo terminaría mal, cada patrón, cada rencor, cada grito, miedo, y desesperanza, convertidas en ausencia infinita, cada rencor se convirtió en una historia jamás terminada.

No hubo despedidas, no hubo un adiós, no hubo un cuento en sí, no hubo roses, nunca, pero nunca nos miramos fijamente, pero con el vuelo del destino comprendí que no bastaba nada de ello, para llegar a sentir cada dolor, cada saludo al imposible surrealista que le daba tildes al confín de la irrealidad.

Los asuntos pendientes, son los boleros y las “voces de tango”, que revelan que no dejan cicatrizar una herida imposible de cerrar, muchos dicen que comprenden, ese dolor, pero son pocos que saben lo que dice mi frase que pregono siempre en mi camino.

Cada sentido, cada página sin escribir solo toca las fibras de recuerdos rotos, de sintonías sin predecir en radares, con una nocturna vista que precisa que la miseria de mis ojos sangrando por un anhelo imposible de soportar, pero al mismo tiempo debo ser fuerte para resistir y cultivar aún esa promesa, la cual no ha muerto para mi.

De tal manera, hago testigo a las estrellas, a la luna, a la intocable travesía de no saber lo que depara el destino, de tal manera hasta los propios deja bus, daban cátedra ya hace tiempo a este horrible final, que nunca tuvo ni pies ni manos, para poder defenderse, ni estar lo tan cercano para poder, hacer todo lo que estuviera en mi alcance, para proclamar redención, y seguir adelante en un cuento, que en sentido verdadero, nunca existió.

¿Palabras o cadenas?, ¿Cuánto mas pediré perdón?

Solo queda armar las sillas, que contemplan los meses, para sentarme y esperar, a que algún día, se pueda explicar lo que pasó.
Solo cronos, y mis días dirán si en verdad pudo ser verdad…

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