martes, 28 de septiembre de 2010

Los charcos, de un camino Superfluamente Real!


Caminaba por una alameda, de pronto veía muchos charcos en las veredas, todo estas tenían colores diferentes, seguía caminado, de pronto mis zapatos comenzaron a mancharse de esos colores, comenzando a manchar toda mi ropa, al caminar mas esos charcos se volvían rojos, llenos de ese liquido vital humano, llamado sangre.

De pronto, veía pasar muchas personas, por mi lado, en todos se veía brotar lágrimas de colores, algunas mujeres mayores lloraban lágrimas naranjas, los ancianos que estaban sentado en alguno de los bancos de ese lugar, lloraban lágrimas azules, y los niños que jugaban, lo que comenzaban a sollozar verde, y uno de ellos se acercó diciéndome:

–Me arde el rostro, quiero seguir viviendo con mi alegría, pero todos me miran mal si soy feliz–

Yo le miré y le dije:

¡Puedes seguir con lo que piensas!, solo es tu decisión, niño deja de llorar esas lagrimas verdes, de inseguridad.

El niño me miró y sonrió diciéndome:

De acuerdo voy a hacer eso, ¿pero a que se deben tus lágrimas negras?

(…)

Mis lagrimas negras, reflejan ese deseo inconsciente que va regir en mi identidad, esa búsqueda que siempre intento hacer, ese sentimiento, muchas veces se ha vuelto el error de dejar muchos sentimientos atrás, sacrificando ese lenguaje que existente entre la humanidad y yo, llegando a ser el espectador, esperando el día deseado.

Esas lagrimas negras, brotan porque en el fondo, no se si dentro de esa oscuridad, están combinadas con las, azules, las verdes, amarillas o rojas, pues al final todo se vuelve en un solo tono, en el cual camina y deja caer en los charcos de esa alameda de sueños perdidos y convertidos en la irrealidad que sentenciaría cualquier personaje con ojos de lector.

Pero en el fondo uno toma ese matiz, o tratando de decir que no es malo o bueno, lo que sucede en esta historia, de una u otra forma, estoy aprendiendo a salir y entrar a ese mundo, de fantasía y realidad, viajando de aquí allá, buscando esa respuesta sin significado, pues creo que solo la persona que lo busca, se siente mas tranquilo, intentándolo.

Los colores siempre reflejan algo, desde una necesidad, o algo, no es que sea esa típica persona que se deja llevar de una superstición cabalista o un deseo de poner las cosas típicas y sencillas a lo indescriptible.

Cada sentido toma al acto que uno quiere, los deseos de sentir inquietudes se desvían muchas veces de la soledad, en intentar compartir ese espacio con alguien, para que siquiera alguien sepa quien fuiste, o intentar acceder en la vida de un ser que la verdad siempre fuiste un desconocido, llegando a ser un conocido por entender.

La vida te otorga caminos y te depura otros que pueden ser perjudiciales para lo que intentes seguir, pero, la terquedad te vuelve adicto a lo no conveniente, pero al dejar de no comprender, te pierdes en un lapso que puede durar una gran temporada, pero siempre se vuelve un lapso.

(…)

Tomar las oportunidades, pero lo mas importante, ahora me doy cuenta que lo mas importante es aceptarlas como vengan, de una forma incomprensible, aunque intentes darle una explicación, pero ninguno de nosotros no podemos dar un explicación para nosotros mismos, intentamos darle una historia a otra vida (personaje que conoces), de una forma suena ilógico, pero sucede o se entiende que muchos de nosotros lo hemos hecho alguna vez.

Gritar, volver a ver tus manos, ver las partes erróneas de tu cuerpo que circulan en tu mente, eres desgraciadamente el malo, de los sueños, o eres el héroes para los que llegan a comprenderlo que hablas de una u otra forma.

Cuando caminas en este mundo te conviertes en una parte amorfa, de tu propio caminar, como un espejo diferente, te ven y eso es normal, siempre lo he pensado, desde que tengo uso de razón, creí que las personas tenemos diferentes ojos, cada uno con un proporcionalidad calibrada o a la inversa. Siendo muchas veces para muchas personas, la forma de ver mejor, es dejándose llevar por un solo ojo, esa vista llamada sociedad mente real.

Pero esos ñopes, daltónicos, inspirados en lo que puede ser, o intentarse, estamos carentes de alguna ayuda, pues los libros solo refleja, lo que es claramente notorio, con un parámetro reflejado.

El ciudadano promedio no camina por “una historia sin fin”, donde encontramos a “Sebastián o atreyu”.

Un ciudadano promedio se alimenta de otro igual a el o heredero de la moda, “el fácilmente dicho, eco del morbo y el teatrismo”.

Pocos hemos escogido el camino tormentoso de la ingenuidad, para muchos debe ser extinto, para otros nunca ha funcionado, para pocos es necesario para entender que hubo un tiempo donde los seres humanos y los seres vivos, solo querían aprender, y buscar, sin lastimar, pero al ser inevitable, el ingenuo solo es el narrador, de muchas veces de su propia incredulidad, solo intentando que otras personas no lo pierdan y sucesivamente, para que esto no muera.

El deseo de algo, que no termina solo crea otro simbolismo, sea lagrimas, sea soledad, sea fantasía o ingenuidad, nos relaciona, por los caminos dela vida, y nos vuelve caminantes, sin destino, pero con una pasión en hombros.

Arriesgar, por algo que pueda ser, he intentar que sea así porque eso te haría feliz, a ti mismo.

Sin ser bueno ni malo, solo sincero en tu propia de verdad, pero intentando lo menos posible no lastimar, “Difícil verdad”, pero se intenta.

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