viernes, 21 de enero de 2011

De continente de conciencia, hacia mundo de ser uno.

Intentar, buscar la forma para sentirse capaz; situación de la cual llegamos muchas veces a pensar cada motivo y vivencia de nuestra forma de andar, para así sacar una conclusión, de lo que en verdad puedes reaccionar en momentos cuando tu vida está en duda tomando una iniciativa, tanto como prudente o arriesgada.

¿Temor?, ¿confort?, ¿amnesia?, ¿dilema?...

Que decisión seguir, bueno solo nosotros sabemos como afrontarlo, pero en algunos casos, se vuelven en la piedra angular en el trayecto eterno de tu propia vida, así que para tomarla muchas veces, la duda se vuelve en agonía.

Quizás vuelva a construir cada papel o cimiento que existe, en el trayecto de este pesado camino que muchas veces me vuelve un desentendido sin destino, pero en muchas mezcolanzas, aún sigo siendo yo.

Es crudo buscar cada día la cura para mi soledad, en el mismo punto donde el vacio existe, donde mi cuerpo recrea cada defecto, que al volverse una herida obtusa, germina cada pensamiento moderno, haciéndome un arlequín de un sentimiento que aún no se quiere ir, como un pesado bulto que es difícil cargar.

Convirtiendo mi camino, en una vereda de hielo, en el cual ando en pies descalzos, que empecé a andar, heredé una maldición que me hace no sentir mis quemaduras, convertido de esa forma, en un hombre que en cada paso es despojado de su piel y su sangre por motivos que aún sigo sin entender, pero prefiero caminar, así tal vez algún día sepa el significado de mi dolor.

Sentir el logro de conocer mas allá de la carne, mas allá de la piel que nos rodea, muchas veces solo radicándolo en lo que valida la palabra “creer”, pues al ser huésped del sueño de cada día, al ser el espectador de cada fragmento de irrealidad, convirtiéndote en solo un ignorante de cada comienzo y termino que existe en cerrar y abrir los ojos.

La verdad es muy difícil describir, en lo simple y complejo que puede llegar a ser, nuestro mundo personal, llamado “sueño”, siendo la garantía imposible de rebelar, contra todo ser que dice que solo vivimos en movimiento.

Con todo lo que llegamos a experimentar, con cada relato que nos llega a aconsejar, advertir, alegrar, dañar, recordar, confundir o alterar.

Cada conciencia nos convierte en deseadores de más, o tal vez de imprudentes, que al sentir cada reflejo de nuestro ser, nos hace añorar cada cosa que sucedió en ese espasmo sin entendimiento.

Al mismo tiempo, los sueños nos enseñan que aún en lo que llegamos a ser, existe la sinceridad, pues un sueño no miente, no nos recrea lo que aparentamos en este mundo, al contrario, nos revela nuestro temor, nos presenta algo que nunca será, o nos presenta un entendimiento muchas veces olvidado, o una sonrisa sin expirar.

Cada matiz en lo bizarro, comprendido diariamente, me hace pensar muchas veces que nuestros propios sueños, solo son algo desechable cuando no lo tomas en cuenta, o tal vez se convierten en esos incontables recuerdos sin conciencia…

Porque lo único que cuenta es la realización de este, o tal vez llegar a volverlo realidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario