martes, 4 de enero de 2011

El momento, tuvo su historia.

El momento, tuvo una gran historia. Hermosa y pura, por la cual luchó por no desaparecer, porque sabía que era muy extraño que fuera tan cierto, por eso imploró a su ser, espíritu u organismo que le deje tener ese extenso y feliz deseo.

Pero el momento, tuvo que darse cuenta que todo lo que le rodeaba, hasta los buenos deseos, tenían hilos, los cuales se movían a través de etapas, el cual hacia que todo siga su curso y así sucedió.

Se dio cuenta que era el tiempo, el amo de todo; el cual hacia que sus deseos fueran obsoletos, haciendo que su sueño fuera solo una brisa en el inmenso mundo.

Al estar confundido el momento, buscó por todos lados la forma determinada para poder ser infinito, para que todo ese sentimiento que poseía no desaparezca.

Al avanzar, se dio cuenta que estaba solo, nadie sabía quién era, estaba sin huellas en el camino… Solo poseía sus memorias, pero todo el mundo le daba la espalda.

Lo cruel era que la soledad, le carcomía lentamente, haciéndole poco a poco borrar lo que en fragmentos poseía en su ser. Llegando a sentir tanto miedo de que nunca podría volver al pasado.

Lentamente su vida se estaba desvaneciendo, llegándose a extinguir; y aquel momento no pudo ser...

De pronto apareció el tiempo y se dio cuenta de que el momento persistía en seguir con vida, pues tenía como escudo la esperanza.

El tiempo al ver su deseo seguía intacto, le dio otra forma de vida, haciendo que el momento viva eternamente, en una burbuja eterna la cual no será extinta, viviendo con la esperanza y sus buenos deseos, llamándole así, Recuerdo.

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